El dilema de Ángel Aguirre Rivero
Roberto Camps
Dejar al PRI no es una decisión que Ángel Aguirre Rivero pueda tomar a la ligera. El senador enfrenta un dilema: pertenece a un poderoso grupo político que está en la antesala de la Presidencia de la República, y que trastrabilló por las recientes derrotas del PRI en Oaxaca, Sinaloa y Puebla. A Enrique Peña Nieto no le conviene que se incremente la cifra de estados que pierden porque se desmiente que es invencible. La otra disyuntiva de Aguirre es enfrentar a los caciques que lo vetaron en su legítima aspiración. La elección de Guerrero es estratégica para el PRI, las encuestas lo posicionan adelante y una fractura del priismo no ayuda en nada a consolidar el regreso de este partido que gobernó durante décadas este suelo suriano. Si los opositores al PRI se vanagloriaron luego del pasado 4 de julio de que le tumbaron el copete a Pena Nieto al desplazar al PRI, sobre todo en estados emblemáticos, de gran extensión territorial, el PRI perdió además cuantiosas partidas presupuestales que tan bien saben utilizar parar operar políticamente.
Por lo menos en la información que se publicó, no quedó constancia de que Peña Nieto apoyase a ninguno de los candidatos que se opusieron al PRI el 4 de julio y ganaron. Por ello, no coincido con el columnista Ricardo Alemán que dibuja escenarios poco probables para Guerrero, Dice Ricardo Alemán: “golosos con las alianzas, los genios de PRD, PT y Convergencia, decidieron “comprar” una candidatura desechada por el PRI. Y no se les ocurrió otro que el ex gobernador y actual senador, Ángel Heladio Aguirre Rivero, quien relevó a Rubén Figueroa en el gobierno de Guerrero luego del escandaloso crimen de Aguas Blancas. ¿Y qué tendría de malo que el “Día” postulara como candidato de la izquierda al priísta Aguirre Rivero?”. “Casi nada, que el senador y ex gobernador del PRI es uno de los más eficientes operadores de enrique Peña Nieto, con quien trabó una estrecha amistad desde 2003, cuando Peña era operador financiero del gobernador Arturo Montiel, y Aguirre presidía la poderosa comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la 59 Legislatura en San Lázaro. Manejaban la lana, pues. ¿Y qué quiere decir todo lo anterior?”
“Que de darse la alianza PRD, PT y Convergencia con Aguirre Rivero, la izquierda no sólo estaría sellando una alianza con el clan Figueroa de Guerrero —familia que persiguió a la izquierda por décadas—, sino que la alianza se extendería a Peña Nieto. ¿Y qué creen? Que esa podría ser la señal de que no habrá alianza PAN-PRD en Edomex. Es decir, Peña garantizaría el triunfo del PRD en Guerrero, a cambio de que no le mosqueen su estado. Lo que no saben es que Beltrones no está manco. Al tiempo”. Hasta aquí la cita. No creo que a nivel nacional se den estos acuerdos por demás burdos, el interés de Felipe Calderón de cerrarle el paso al PRI a Los Pinos quedó de manifiesto en la pasada campaña electoral, si Ángel Aguirre pretendiese jugar en la cancha del DIA-PAN, PANAL, el requisito indispensable sería su renuncia a la militancia al PRI, y con ello, que se baje del galeón que conduce a Peña Nieto a la Presidencia de la República.
Especular sobre alianzas temporales y geográficas, intercambiar estados, no se me hace sensato, la disputa por Los Pinos es palmo a palmo, con sangre sudor y lágrimas, donde no cabe la simulación ni las indefiniciones, porque está en juego un proyecto de país, la sobrevivencia de un grupo político encaramado en el poder (los panistas), que han optado por aliarse al ala negociadora del perredismo, los chuchos que controlan al PRD. En la cancha perredista, los tiempos acicatean, los acuerdos no llegan, la división es profunda, y la naturaleza de la izquierda es proclive al conflicto una parte, y otros venden su alma al mejor postor, si no, habría que echar una mirada al desempeño en los últimos años de regidores y diputados locales especialmente. Este perfil conflictivo-negociador de los izquierdistas, le darían muchos problemas a Ángel Aguirre en un supuesto tránsito a la coalición. El senador no creo que esté dispuesto a hacer este trámite para legitimarse en la izquierda guerrerense, de antemano sabe que encontrará oposiciones recalcitrantes, la guerrilla por ejemplo, que es la expresión más radical, aunado a diversos movimientos sociales que esos sí más congruentes con sus ideas, no como las dirigencias y representaciones de algo que más bien podríamos calificar como una izquierda fallida en Guerrero.
Por eso veo poco probable que Ángel Aguirre abandone al PRI. De hecho, se ha pospuesto en varias ocasiones el anuncio de que definición tendrá respecto al proceso de Guerrero, Ángel Aguirre lo está pensando muy bien todos sus movimientos. El no es un priista de segunda línea, tiene peso nacional, lo sabe, su gran fortaleza en Guerrero, su gran presencia y arrastre popular, no podría ponerla al servicio de sus intereses, sino de un proyecto mayor. Peña Nieto entonces, será el factor que ancle a Ángel Aguirre Rivero en el PRI. Entonces, es más probable que el senador que se reconcilie con su primo Manuel Añorve, que hagan acuerdos de mutuo beneficio. Es más probable que Aguirre reconozca que el chaparrito finalmente creció y bastante, porque supo leer los tiempos y las circunstancias. Si no, al tiempo.
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